sábado, 11 de dezembro de 2010

ENTRE GUERRAS Y BATALLAS (ONCE POEMAS)

Profesión: Soldado

La sangre encharca nuestras botas.

El fango cubre nuestros rostros.

El lodo inunda nuestros ojos.

La pólvora invade nuestras narices.

El miedo impregna nuestras gargantas.

La muerte ondea sobre nuestras cabezas

como bandera carmesí,

como caja de Pandora

como espada de Damocles

pende sobre nuestras nucas

la invisible y auténtica muerte.

El silencio es nuestro enemigo jurado;

el estruendo, nuestro mejor aliado,

el silbido de las balas

nos recuerda la fragilidad de la existencia

y los continuos estallidos

nos informan sobre la proximidad de las fieras…

A nuestro alrededor

todo es sangre

y miembros desmembrados pudriéndose sin dueños

y cuerpos mutilados sin aire en sus pulmones

y un mar de cadáveres hediondos a descomposición

y un sueño que se ha tornado en violenta pesadilla.

Defender la Patria:

Frase que tuvo mucho sentido

antes de comenzar esta odisea;

y que nada significa entre disparos y demencias

¿Qué es la Patria?

¿De qué vale una patria sembrada de cadáveres?

Los problemas fronterizos y las querellas entre naciones deberían resolverse en un cuadrilátero pugilístico; enfrentando a los presidentes, ministros, asambleístas y demás PERROS DE LA GUERRA; dándose puñetazos los unos a los otros hasta que les sangren inclusive sus obscuras almas y no fabricando viudas y huérfanos en los frentes de batalla.

Matar o Morir:

Las balas destrozan cuerpos y las ánimas comen almas

La sangre se mezcla con la aurora

Silbidos y explosiones aturden los oídos

No queda otro remedio que salvar nuestras vidas

matando al enemigo

matando al enemigo

matando

Matar o morir:

Esa es la consigna

El único lema que nos queda

La única ley a qué atenerse

La sangre se confunde con la aurora

La sangre se derrama sobre ocasos

que cierran sus turbios ojos

ante el clamor de la muerte

La muerte,

tan cercana y seductora

tan sublime y abrumadora

tan letal y desconcertante

siempre al lado,

en la sombra de nuestra sombra.

No podemos pensar en la humanidad del enemigo

Hay que odiarles

profusamente

profundamente

aunque nada nos hayan hecho:

Hay que odiarles con tesón

de otro modo

no podríamos matarles

y moriríamos a merced de sus rifles

a merced de sus tanques,

sus cañones, sus aviones, sus navíos…

No son hombres, son salvajes;

No son más que nuestros reflejos,

reflejos de nuestro propio salvajismo contra ellos:

espejos sangrantes, espejos heridos,

espejos fracturados, espejos desmembrados,

espejos mutilados, espejos descabezados,

solo espejos;

nada más que nuestras propias imágenes verificadas,

si en lugar de destruir nos volviéramos piadosos.

¿Es esta guerra necesaria?

Ya no importa,

Es tarde para la política

Es tarde para la paz…

Matar es lo único que puede salvarnos la vida ahora

Matar es lo único que puede devolvernos

a nuestras esposas

a nuestros hijos

a nuestros hogares.

Matar… para no morir

Matar sin piedad

Matar sin misericordia

Matar sin remordimientos

¡MATAR…O MORIR

Cavemos las trincheras:

Cavemos las trincheras,

hondas como fosas,

húmedas como tumbas,

terribles como pesadillas.

Aceitemos los fusiles

limpiemos sus ánimas

quitémosle el óxido

que todo lo corroe.

Nuestras vidas dependen de ello

Un arma encasquillada

es un pasaje seguro

de sola ida

a un féretro sin nombre…

La mitad de toda guerra es mantenimiento

la otra mitad es asesinato y muerte,

muerte, muerte, muerte y más muerte:

Muerte de los enemigos, muerte de los amigos,

muerte de la serenidad, muerte de la cordura,

muerte de los sentimientos, muerte de las emociones

muerte de las ilusiones, muerte de las esperanzas

muerte de la mismísima fe…

¿Qué queda después de una batalla?:

Fracturas, quemaduras, cortadas y cicatrices

hondas como el pánico que se instala en las entrañas

Y cadáveres y sueños rotos

Cadáveres flotando entre las olas

y peces y gaviotas comiendo sus residuos;

cadáveres alfombrando sembradíos

como festín para cuervos y zamuros

y familias desmembradas

y viudas fabricadas

y huérfanos construidos en serie

en ambos bandos…a distancia

!

Puro Instinto:

El suelo se estremece junto a mi alma

con cada estallido certero,

con cada atronadora explosión;

cada vez más cerca,

cada vez más real

y alucinante.

Corremos de un lado a otro

buscando guarecernos;

caemos una y otra vez

comiendo tierra;

nos alzamos nuevamente

y volvemos a correr

de espaldas y en retroceso

mientras disparamos al frente.

¿Dónde están las malditas trincheras

que cavamos anteanoche?

En la confusión

no me percato de los compañeros caídos

no me doy cuenta que hay heridos a ambos lados de mi cuerpo

no estoy en mi cuerpo;

alienado totalmente como máquina sin freno

corro y disparo,

disparo y corro

sin consciencia

sin razonamiento alguno…

Ya no escucho

Ya no veo

Ya no siento

Ya no pienso…

Me he transformado en un reptil

en una fiera asesina

en una máquina mortal

en instinto puro…

¡Si!

Eso es lo que soy ahora:

¡PURO INSTINTO!

nada más

Ataques Nocturnos:

El enemigo aprovecha la noche para asediarnos.

No es una fiesta

ni esos son fuegos artificiales;

es una masacre:

los soldados caen ante las ametralladoras

al lanzarse sobre ellas como moscas sobre la miel;

el NAPALM lo incendia todo a su paso;

las bengalas que atraviesan la oscuridad nocturna

hiriéndola como saetas sin destino ni acomodo;

son balas depredadoras buscando a su presa,

alcanzando a su víctima

para morir en ella

como mueren las abejas al clavar sus aguijones.

Aquí,

no hay sitio para súplicas

no hay lugar para piedades

no hay tiempo para simpatías

no hay afectos, ni querencias, ni aprecios

y el amor es sólo un cuento de hadas

tan lejano y tardío como las flores en invierno.

Aquí

hasta Dante habría temblado de terror

este es el edén ideal de Jack el destripador

este es el sueño fiel de Freddy Krueger

este es el mismísimo averno abriéndonos sus puertas

minuto tras minuto,

con cada esquirla

con cada mortero

con cada explosión

con cada sensación

de desasosiego…

El enemigo aprovecha la noche para atacarnos:

Dormir es otra forma de morir…

Naturaleza Indiferente:

¡Qué extraño!

La serena calma;

junto al rumor alegre de arroyuelos,

al trinar melodioso de las aves,

al cantar celoso de los cuadrúpedos

y más calma

contrastan totalmente

con el fragor de nuestras constantes batallas.

La Naturaleza indiferente

a los desmanes fratricidas del Homo Sapiens

sigue su curso evolutivo

en un desplante invicto y silencioso…

¡Cuánta paz Dios mío!

¿Cuánto durará?

PIM PUM PAM

¡Fueeeego!

¡Y aquí vamos otra vez!

Recomienza la carnicería

A La Carga:

Atrapado en una fosa dejada por la explosión de una bomba

rodeado de cadáveres ya putrefactos

sumergido en mi sangre, sudor y lágrimas

lágrimas resentidas, de desesperación

y odio y rencor y resentimientos…

pero

¿no sienten ellos lo mismo contra mi persona?

¿no es mi adversario tan humano como yo?

Tal vez incluso tenga una esposa

e hijos

una familia que ruega a Dios porque regrese con vida

como lo hace mi propia familia más allá de este infierno…

¡Noooo!

No debo pensar así, ¡me costaría la vida!

El adversario es mi enemigo

es un ser vil y asqueroso,

un salvaje

un desalmado

¿cómo lo mato si no me convenzo de ello?

¿Y cómo me mantengo vivo si no mato a quienes me agreden?

¡A LA CAAAAARGAAAAA!

Ni Buenos Ni Malos:

Nos reímos del enemigo en las pausas

y temblamos ante él en la lucha.

Es así como sobrellevamos esta guerra:

poniendo sobrenombres y haciendo sorna del contrario

para alimentar así el odio que nos impele a creer en la falacia

de que el contrario –y no yo- es el malo de la película.

Los descalificamos, denigramos, deshumanizamos;

para regar así el rencor que germina en nuestras almas

y para acrecentar el resentimiento que nos permite matar

sin escrúpulos, sin remordimientos, sin pensar siquiera;

y para; así,

mantenernos con vida

un día más

una hora más

un segundo más…

Pero en las guerras no hay buenos ni malos

hay intereses creados

hay tajadas de poder

hay porciones de territorio

hay geopolítica e imperialismo

-¡Codicia en ambos bandos!-

Pero no hay malos

y tampoco hay buenos

sólo hay soldados en las guerras

tratando de mantenerse con vida

a fuerza de matar a sus adversarios

en el frente de batalla…

Espectros:

La personalidad se deforma

ante tanta aberración dantesca.

El yo se desintegra.

Los fantasmas al fin asaltan mis sueños;

persiguiéndome y exigiéndome cuentas.

¿A cuántos habré matado ya?

Cuerpos desmembrados cubriendo el suelo

“yoes” desmembrados colmando la mente.

Los espectros de soldados adversarios

me gritan entre sueños ¡ASESINO!

Me acusan de fabricar ataúdes y féretros

y huérfanos y viudas y llantos infinitos.

¡Asesino, asesino, asesino!

se repite como un eco la sentencia

que destroza todo signo de cordura…

Pero ¿qué otra cosa podía hacer?

¡Si la ley es matar o morir!

Matar y morir

Porque morimos otro poco

cae vez que cae un adversario

bajo el fuego insensible

de los rifles que empuñamos.

He muerto ya tantas veces

como enemigos he logrado abatir

He muerto ya tantas, tantas, tantas veces

que me provoca reír

reír para no llorar.

reír hasta la asfixia

reír hasta el deceso.

Soldado Desechable :

El soldado es desechable

Lo importante es mantener la posición

No ceder ni una micra de territorio

Vale más un nanómetro de tierra quemada

que la vida de un batallón de hombres:

He aquí la lógica de la guerra…

Los Perros de la Guerra:

Así hablan los perros de la guerra:

-Hay que defender el honor

Hay que defender la Patria.

Hay que defender la ideología

Hay que imponer un nuevo orden mundial

Hay que imponer al hombre nuevo…-

Terminado el conflicto

los perros de la guerra

recogen el Poder

el resto de la población

recoge sus cadáveres…

La Guerra Epílogo:

La guerra trae consigo hambre

La guerra trae consigo plagas

La guerra incrementa la miseria del hombre

Las rencillas se multiplican

Los odios se encarnecen

Los xenófobos se multiplican

como termitas que todo lo devoran.

Y las enfermedades

todas las enfermedades…

El trauma del soldado pasa de padres a hijos y de hijos a nietos

La desconfianza se arraiga en las familias como cáncer social

que perdura por centurias y milenios…

¿En verdad queremos más guerras?

Ya es hora de bajar a los héroes de sus pedestales

y a los mártires de sus cadalsos.

¡DILE NO A LA GUERRA!

Autor: Felipe Antonio Santorelli

Alias: tonisan

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